Muchas veces hemos sentido la felicidad por la victoria, acrecentada por un abrazo y una felicitación pública. Y es que, todos tenenmos un super hombre dentro, que reluce cuando el humano hace algo bueno o no, pero destacable.
Esto debe preocupar, cuando se decide vivir de aquello, de felicitaciones, de aplausos.
Porque?. El ser humano bien puede obrar en función a su conciencia y los rectos lineamientos que rigen su conducta, sin embargo, puede también obedecer al elogio y desvirtuar su calidad de "Ser humano". Parece que esto es, justamente, lo que sucede en el escenario nacional.
Todos actuán en función del aplauso, de poder escuchar el tan ansiado "que bien que lo haces", de tratar de sembrar ahora para cosechar más aplausos para asegurar una futura gestión, sin pensar en los tiempos actuales y el aciago futuro que se vislumbra.
Dejemos de escuchar aplausos y concentremonos en escucharnos entre todos, para solucionar temas actuales, partiendo de la intransigencia del ciudadano que agrede sin tener opinión formada sobre algún tema.
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